La carne de cabrito amparada bajo esta IGP, procede de animales de razas autóctonas, así como del cruce entre ellas. Estos cabritos son criados mediante régimen extensivo en la Comunidad de Extremadura, y son alimentados con leche materna y concentrado de cereales autorizado por el Consejo Regulador.
Bajo el sello IGP Cabrito de Extremadura, existen dos categorías:
El cabrito de Extremadura lechal: sacrificado con menos de 50 días, y obteniendo de él una canal de 6 kg sin contar con cabeza y asaduras, con una coloración rosa pálido, un grado de grasa moderado, de coloración blanquecina y rica en ácidos grasos insaturados. La carne del cabrito lechal destaca por su terneza, aroma, jugosidad y su textura suave en el paladar del consumidor.
El cabrito de Extremadura: se sacrifica con menos de 90 días, su canal pesa 9 kg sin cabeza ni asaduras, cuenta con una coloración rojiza, una grasa blanca amarillenta y un grado de engrasado moderado. El sistema de producción empleado en la cría de estos animales dan como resultado carne de exquisita calidad; tierna, suave y de gran jugosidad.
El Consejo Regulador de esta IGP, asegura la calidad de la carne de estos animales controlando todo el proceso de producción de este producto, desde el nacimiento de los cabritos en explotaciones extremeñas hasta su sacrificio en mataderos inscritos en la IGP Cabrito de Extremadura.